Jugar a videojuegos mejora las capacidades que empleamos durante el juego, pero, además, también mejora nuestra capacidad de aprendizaje. Así lo demuestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Rochester en Nueva York y publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Daphne Bavelier, profesora de ciencias cognitivas y una de las principales autoras del estudio afirma que, “estudios previos habían demostrado que quienes juegan a juegos de acción sobresalen en muchas tareas. Con este nuevo estudio se ha podido demostrar que lo hacen porque son mejores estudiantes.”

Los cerebros de quienes juegan, especialmente a videojuegos de acción, están más predispuestos a crear patrones o modelos predictivos que les ayudan a anticiparse y a mejorar su rendimiento.

Para comprobarlo, los investigadores dividieron a un grupo de personas sin experiencia en videojuegos. A un primer grupo lo hicieron jugar a un juego de tipo rol durante 50 horas a lo largo de nueve semanas. El segundo grupo jugó a un videojuego de acción durante el mismo tiempo. Al cabo de las nueve semanas, los participantes hicieron unas tareas de discriminación de patrones, en las que el grupo que había jugado a juegos de acción respondió mejor.

¿Cómo medir el aprendizaje?

Según los investigadores, ser un mejor estudiante significa desarrollar las plantillas o modelos correctos más rápidamente y de esta manera mejorar el rendimiento. Los videojuegos de acción con un ritmo rápido mejoran este proceso y aceleran la curva de aprendizaje.

Además, este efecto de mejora del rendimiento fue duradero en el tiempo, ya que, al volver a hacer las pruebas meses y hasta un año más tarde, los jugadores de acción demostraron seguir teniendo más desarrolladas estas capacidades.

Los autores del estudio intuyen que efectos similares se podrían obtener con otro tipo de juegos, por lo que es en lo que están centrando sus investigaciones a partir de ahora.